En Estados Unidos estalló una
reacción antimasónica producto del surgimiento de un partido antimasón que
había seguido al poder oculto, según uno de sus fundadores Taddeus Stevens (1792 1868), se
debía a la impunidad en un crimen cuyos autores habían sido los miembros de una
logia que habían ajusticiado a uno de sus afiliados por revelar el secreto
masónico en un libro de su autoría. No pudieron sentenciar a ninguno de ellos
porque ni si quiera apareció el cadáver de la presunta víctima, el hermano
Willian Morgan (1775 – 1826). Después de este escándalo, el libro se vendió muy bien gracias
a esta macabra publicidad, pero la popularidad de la masonería estadounidense se derrumbó
hasta la posterior llegada del general Albert Pike, quien redactó el dogma y
ritual de los 33 grados, y después le diera un relanzamiento diferente. Hubo
decretos de proscripción de la masonería en muchos países.
Willian Morgan (1775 – 1826) |
Durante esos años de auge de la masonería estadounidense, al parecer, comenzaba la masonería a mostrar sus primeros signos institucionales en Venezuela a partir de 1824, fecha cuando la
tradición masónica, y algunos datos aislados, nos señalan como el posible año
de la fundación de la Gran Logia de la República de Colombia con sede en la
ciudad de Caracas, presidida por el Licenciado Diego Bautista Urbaneja (1782 1856).